El Chico X
Y es así
como esa niña logro observar las estrellas esa noche, después de tanto buscarlas
escondidas tras las nubes y las tormentas, allí estaban después de todo, y allí
estuvieron todo este tiempo, esperando que saliera el sol nuevamente…
La tarde prometía
otra lluvia, como todos los otros días desde que él se fue. Hoy después de
tanto tiempo empezaba su vida nuevamente, logro conocer a alguien más y
esperaba que esta vez fuera diferente.
Tantas cosas
pasaban por su mente, y sin esperarlo tanto “x” estaba ahí esperándola a ella.
Sin pensarlo tanto y con un breve saludo ella entro en su coche hacia algún lugar
que ella desconocía. Sentada en el puesto del pasajero y mirando por la ventana
ella se perdía en la velocidad y el paisaje: los arboles del bosque haciendo
filas para pasar desapercibidos tras la mirada astuta de la niña, aquel lago de
varios kilómetros que ahogaba la lluvia entre cada respiro como si no fuera
nada, y luego la fila de casas que se asomaban tras cada auto que conducía en
la avenida.
Su mirada
fija en la nada se vio interrumpida con un suave roce en sus manos cuando X le
indico que ya estaban por llegar. Minutos después se encontraban en un parque rodeado de un lago artificial, pero igual de precioso, de este lago sobresalían
6 montículos perfectamente posicionados, estos no eran solo eso, eran fuentes
de agua que expulsaban chorros en forma de círculos alrededor de ellos.
En su mente ella solo quería estar ahí, ser otra gota de lluvia que se perdía
en ese lago, con solo imaginarse caer y volverse una con el agua, ser otra
corriente más o simplemente no ser nada.
El chico X
apago el motor, salió del auto y lo rodeo, abrió la puerta de la niña y la
saco, ella sin pensarlo mucho solo se dejó llevar y lo miro, en sus ojos había algo
que ella no podía explicar; X le sonrió y así como el rayo que cayó a varios kilómetros
de distancia en ese preciso instante, sus labios se juntaron a los de ella, y
ella solo cerro los ojos. La lluvia cesó y en su mente el mundo se detuvo, no había
pasado, ni presente, ni futuro, el tiempo nunca existió, solo era ella y el
chico X. Sus labios se separaron lentamente y el chico X sonrió nuevamente, ya
no había lluvia, solo había un arco iris en la distancia y unas manos tibias
rodeando su espalda. Ella no se explicaba que sucedió y lo empujo a unos centímetros
de distancia, miro hacia el suelo, se dio la vuelta hacia el parque y sonrió.
Ella estaba
dos pasos por delante de él, y en todo este tiempo nadie dijo nada, el chico X
nunca sabría que ella solo sonreía como tonta, quizás esta ves si es diferente.
Caminaron y siguieron así por unos minutos; X tomo su mano, y ella sintió como
una corriente eléctrica se paseó por su piel, no era algo normal, esto no podía
estar sucediendo, pero esta vez X tenía el control, la adelanto y siguió el
camino hacia unas bancas cercanas, se sentaron y el intento hablarle y
preguntarle ciertas cosas, pero ella se limitaba a ser cortante. X no soporto más,
se levantó de la banca y se preparaba a marcharse, pero ella fue más rápida y
lo abrazo por la espalda, esto quizás duro unos minutos, quizás horas, quizás solo
segundos, ellos nunca lo sabrán, porque era la menor de sus preocupaciones, X
se volteó, la miro a los ojos, pronuncio dos palabras y la besó nuevamente,
esta vez ambos entraron en sintonía. Las aves volvieron a cantar sus melodías,
en alguna parte del mundo las flores volvían a crecer; pero justo en ese parque
frente al lago dos corazones volvieron a sentir, la calidez del sol y el amor.
Y esa noche la niña miraba por la ventana, la lluvia no volvió y las nubes
encontraron otro hogar; Y detrás de la última nube que se movía con velocidad,
ella la encontró, esa única estrella que se atrevió a brillar.
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