miércoles, 4 de mayo de 2016


El Chico X

Y es así como esa niña logro observar las estrellas esa noche, después de tanto buscarlas escondidas tras las nubes y las tormentas, allí estaban después de todo, y allí estuvieron todo este tiempo, esperando que saliera el sol nuevamente…

La tarde prometía otra lluvia, como todos los otros días desde que él se fue. Hoy después de tanto tiempo empezaba su vida nuevamente, logro conocer a alguien más y esperaba que esta vez fuera diferente.

Tantas cosas pasaban por su mente, y sin esperarlo tanto “x” estaba ahí esperándola a ella. Sin pensarlo tanto y con un breve saludo ella entro en su coche hacia algún lugar que ella desconocía. Sentada en el puesto del pasajero y mirando por la ventana ella se perdía en la velocidad y el paisaje: los arboles del bosque haciendo filas para pasar desapercibidos tras la mirada astuta de la niña, aquel lago de varios kilómetros que ahogaba la lluvia entre cada respiro como si no fuera nada, y luego la fila de casas que se asomaban tras cada auto que conducía en la avenida.

Su mirada fija en la nada se vio interrumpida con un suave roce en sus manos cuando X le indico que ya estaban por llegar. Minutos después se encontraban en un parque rodeado de un lago artificial, pero igual de precioso, de este lago sobresalían 6 montículos perfectamente posicionados, estos no eran solo eso, eran fuentes de agua que expulsaban chorros en forma de círculos alrededor de ellos. En su mente ella solo quería estar ahí, ser otra gota de lluvia que se perdía en ese lago, con solo imaginarse caer y volverse una con el agua, ser otra corriente más o simplemente no ser nada.

El chico X apago el motor, salió del auto y lo rodeo, abrió la puerta de la niña y la saco, ella sin pensarlo mucho solo se dejó llevar y lo miro, en sus ojos había algo que ella no podía explicar; X le sonrió y así como el rayo que cayó a varios kilómetros de distancia en ese preciso instante, sus labios se juntaron a los de ella, y ella solo cerro los ojos. La lluvia cesó y en su mente el mundo se detuvo, no había pasado, ni presente, ni futuro, el tiempo nunca existió, solo era ella y el chico X. Sus labios se separaron lentamente y el chico X sonrió nuevamente, ya no había lluvia, solo había un arco iris en la distancia y unas manos tibias rodeando su espalda. Ella no se explicaba que sucedió y lo empujo a unos centímetros de distancia, miro hacia el suelo, se dio la vuelta hacia el parque y sonrió.


Ella estaba dos pasos por delante de él, y en todo este tiempo nadie dijo nada, el chico X nunca sabría que ella solo sonreía como tonta, quizás esta ves si es diferente. Caminaron y siguieron así por unos minutos; X tomo su mano, y ella sintió como una corriente eléctrica se paseó por su piel, no era algo normal, esto no podía estar sucediendo, pero esta vez X tenía el control, la adelanto y siguió el camino hacia unas bancas cercanas, se sentaron y el intento hablarle y preguntarle ciertas cosas, pero ella se limitaba a ser cortante. X no soporto más, se levantó de la banca y se preparaba a marcharse, pero ella fue más rápida y lo abrazo por la espalda, esto quizás duro unos minutos, quizás horas, quizás solo segundos, ellos nunca lo sabrán, porque era la menor de sus preocupaciones, X se volteó, la miro a los ojos, pronuncio dos palabras y la besó nuevamente, esta vez ambos entraron en sintonía. Las aves volvieron a cantar sus melodías, en alguna parte del mundo las flores volvían a crecer; pero justo en ese parque frente al lago dos corazones volvieron a sentir, la calidez del sol y el amor. Y esa noche la niña miraba por la ventana, la lluvia no volvió y las nubes encontraron otro hogar; Y detrás de la última nube que se movía con velocidad, ella la encontró, esa única estrella que se atrevió a brillar. 

viernes, 22 de abril de 2016

Ella
By: Xiing


Miles de idea cruzaban por mi mente, quizás no las indicadas, pero ahí estaba yo, de camino a un lugar desconocido en busca de alguien a quien quizás no le importaba, alguien que en mi mente estaba en un trono ajeno al mío y que tal vez esta situación incómoda solo se volvería más incómoda al darme cuenta que todo intento fútil por hacerla regresar sería una nueva oleada absurda dentro de mi cabeza.

Conducía mi coche por aquel camino de rocas, un poco más rural de lo que imaginaba, quien viviría en semejante lugar tan alejado. Seguí el sendero hasta un lugar desolado, en el que terminaban las piedras del camino para seguir en una escalera ancha de cemento que bajaba a pasos cortos hacia otro conjunto de escaleras. Seguí aquellas escaleras hasta que se detuvieron en un claro, en el cual se observaba un asentamiento, con puestos de ventas para turistas, excepto que ahí no había turistas, y los que trabajaban parecían lugareños con ropajes un poco descuidados.

Me adentre a ese pequeño pueblo, buscándola a “ella”. Todos hablaban un lenguaje extraño y no entendía sus señales, me aleje un poco de ellos y visite los puestos de ventas y sin más ahí estaba ella, tan brillante y sonriente como la recordaba, excepto cuando me acerque y le hable, su resplandor cambio a algo más oscuro, su sonrisa se volvió un poco más torcida y sus palabras se volvían agujas puntiagudas que me golpeaban otra vez… Nada que no hubiese visto antes, ya sabía lo que sucedería, y sabía que era una tontería esta búsqueda sin razón.

Me quede parado, atónito, frente a ese mostrador de madera tallada; su compañero  a un lado, y ella frente a mí, al otro lado, levante la mirada para despedirme pero ella ya se estaba dando la vuelta, en una milésima de segundo el tiempo se detuvo, vi como una lagrima se deslizaba por su mejilla y como la lluvia empezó a caer mojándola y disfrazando su llanto a medida que corría hacia la salida trasera de la tienda. Se reanudo el tiempo y la lluvia se volvió tormenta, y todos los pueblerinos corrían y recogían sus chécheres de los puestos de ventas. Me di la vuelta y corrí hacia mi auto.

Minutos después ya estaba frente a la puerta del auto, y ahí me vi en el reflejo del vidrio, la tormenta tras de mí, los árboles se revolvían estrepitosamente, y yo de pie, viéndome como un patético mojado pensando en ella, sabía que esa lagrima significaba mucho, abrí la puerta del coche, tome mi abrigo azul del asiento del pasajero, cerré la puerta y corrí nuevamente. Corrí por las escaleras, corrí por el sendero, corrí por el claro, corrí hacia ella; la lluvia marcaba cada uno de mis pasos con un rayo a la distancia, no había personas, tampoco había refugios, no sabía dónde estaba. Volví hacia el puesto en donde la encontré y no estaba, luego rodee el puesto y ahí a la distancia vi donde estaban todos, con un solo techo cubriéndolos a todos, y una manta encima de cada uno, rogando por que fuese suficiente para cubrirse, recostados sobre el suelo, y una de esas mantas era más pequeña y supe dónde estaba ella. Volví a correr, esta vez estaba cerca; llegué y me senté a su lado, la miré, y me miró; nuestras miradas se cruzaron, sin palabras. Le puse mi abrigo azul sobre su espalda y la manta sobre su pecho, todo en silencio, solo los estruendos de la tormenta y la lluvia golpeando el tejado. Volvimos a cruzar nuestras miradas, y con un suave susurro dije:

“Te extrañe”


-“Yo también”.
Llévame a la Nada
By. Xiing


Las palabras van y vienen ahogando mi mente en lo más profundo del lago de sentimientos, trato de concentrarme en otras cosas pero viene a mi mente el recuerdo de que una nueva chica llena mi corazón, aunque no estoy con ella, momentos hermosos de nosotros estando juntos pasan por mi mente una y otra vez, es una relación que nunca pasará pero aun así estoy enamorado. Nunca pensé volver a enamorarme, de hecho nunca supe porque no podía, pero ahora que lo estoy quisiera poder no estarlo. Siento que me gusta y siento una necesidad de estar con ella, quiero gritar muy fuerte: Trágame tierra por favor, no quiero vivir más, quiero salir de este mundo.

 Quiero amar, quiero ofrecer al mundo lo que yo mas se ofrecer, que son mis palabras y mis frases bonitas, que tal si doy un poco mas de mi, y te regalo una canción, que tal si te dedico millones de poesías; aunque tengo miedo de que no te gusten, de que la inutilidad de mi miserabilidad no llene tu bello corazón, deberías escucharme un poco más, dime que por favor sabes lo que haces, dime que ser honesto, amar a una sola mujer, y ser muy dedicado no es suficiente para llenar tu corazón; dime que es inútil el sentimiento que tengo dentro de mi corazón, que no hay nada que pueda hacer porque ya decidiste no estar conmigo, dime que no soy nada ni nadie para ti, y que lo último que quisieras es estar conmigo. Por favor dime abiertamente que nada va a pasar y que todo esto no es real. Déjame morir aquí, justo en el lugar donde me dijiste que no, ayúdame a no sufrir, cava mi tumba un poco más rápido, déjame caer para nunca volver, déjame hundirme hasta lo más profundo de esta fosa oscura, llena de insectos y tal vez de lombrices que se comerán mi corazón, déjame morir, y que mueran conmigo todas mis frases, mis poesías, mis historias, y todo lo que al mundo quiero ofrecer, pero ayúdame a morir más rápidamente, entierra esa estaca en el fondo de mi corazón, o tal vez apuñálame mil veces, así cuando llegues a la ultima ya no estaré vivo para decirte lo mucho que quisiera estar junto a ti. No me mires mas y apúrate, el tiempo es oro, entiérrame esa estaca y empújame a la oscura y vacía fosa que espera por mí, la fosa que hasta el momento parece ser la única que desea mi compañía, la fosa en la que mi cuerpo despedirá la piel, y mis huesos se volverán polvo, la fosa en la que mis palabras se volverán recuerdos, y mis poemas se volverán cánticos, aquella única fosa en la que yacerá todo aquel grano de mi ser, en donde me uniré a la nada y al vacío.

¿Porque me sigues viendo? ¿Porque aun no clavas la estaca? Apúrate que me estás haciendo sufrir, ya mis ojos derraman lagrimas, mis gritos se vuelven ahogados, y tus ojos siguen inmensamente abiertos observándome sufrir justo delante de la fosa que tú misma ayudaste a cavar; ya mátame de una vez, mi mente me está jugando trucos recordándome los momentos que nunca viví contigo, recuerdos que solo fueron ideas, recuerdos que solo fueron pensamientos; No digas nada, ya dijiste demasiado, solo faltan hechos, y espero que me claves esa estaca rápido y silenciosamente.

Mueves tu brazo rápidamente agitando e insertando la pequeña estaca de madera dentro de mi corazón; hasta que por fin me escuchaste, hasta que al fin me entendiste, te doy las gracias por todo, por cavar mi tumba, y por ser mi asesina favorita, te agradezco el sentimiento tan bello que me has regalado, te agradezco por el corazón hecho pedazos, no solo por la estaca, sino también por la decepción, te agradezco todo, especialmente por darme un beso en la mejilla al clavar esa afilada estaca, y por el bello abrazo que me distes antes de que mis ojos se cerraran totalmente; ahora solo falta el punto final de este cuento, aquel punto en donde me empujas a la fosa vacía, donde están aquellos pequeños bichos esperando alimentarse de mi piel, esa oscura fosa que tanto cariño le he dado, porque será mi acompañante por mucho tiempo, tal vez para siempre. Agitas nuevamente los brazos y con tus cálidas manos mueves cariñosamente mi cuerpo empujándome suavemente a la oscura fosa, siento mi pesado cuerpo caer lentamente por aquel hoyo, desde mi punto de vista esta caída parece estar muy profunda, mi cuerpo sigue cayendo como pluma y toda clase de recuerdo pasa por mi mente: te veo a ti por primera vez, en aquella esquina del tronco que cruza el río, estabas sentada hablando con tus amigas, y yo sentado en otra esquina sobre una roca, esperaba poder hablarte y decirte lo bella que eras, pero soy tímido y me cuesta expresarme hablando, por eso por un segundo pensé que podíamos ser una buena pareja, ya que tu nunca dejabas de hablar y yo nunca me cansaba de escuchar; pensé que todo aquel sueño en donde nos besábamos se iba a volver real, pero me di cuenta muy tarde de que los sueños no se vuelven realidad, y que los sueños solo son ilusiones que crea la mente para estimular tu corazón; todo esto sigue pasando por mi mente mientras sigo cayendo por la fosa, con un gran estruendo mi cuerpo cae en el fondo, no siento nada de mí, no me puedo mover, solo puedo escuchar los sonidos del exterior, te escucho llorar, intento agudizar mi oído y ahora puedo escuchar tus lagrimas caer en la profunda fosa; no me lo puedo creer, el que hayas llorado por mi ya es mucho, me siento halagado, aunque me siento como un tonto, por haber muerto de amor, pero sigues llorando por mi y eso hace calmar mis sentimientos, ahora me siento un poco más triste, no por tener que perderme de buenos momentos, sino porque te hice llorar, no era mi intención hacerte sufrir; perdóname por haber sido egoísta, por haber pensado solo en mi muerte y por haberte involucrado en toda esta situación, perdóname por no haber pensado en cómo te ibas a sentir; te pido me perdones por toda esta mala experiencia que estás viviendo por culpa mía; ahora solo quisiera gritarte que te vayas y que te olvides de mi, pero mi voz no sale y no puedo moverme, perdóname.

Pasan los segundos y ahora empiezo a ver con más claridad aquella luz blanca del que todos hablaban, veo una mano que se estira desde aquella iluminación, me acerco mas a ella para que me saque de esta fosa y me lleve a un lugar mejor, ahora me siento más liviano,  siento que salí de una prisión, siento que me elevo sobre aquella oscura fosa, abro los ojos y veo mi cuerpo tieso como una roca allí en el fondo, me despido cariñosamente de él con un guiño, sigo elevándome, aquella mano me sigue jalando, ya estoy por encima de la fosa y puedo verte sentada frente a ella, también puedo ver tus lagrimas cayendo por tus mejillas, veo tu boca moverse, pero no puedo escucharte, y me pregunto que estarás diciendo , aquella mano se detiene cuando estoy frente a ti, aprovecho ese instante para darte un beso en la frente, un beso de despedida y de agradecimiento es lo único que pude dejarte; aquella mano que sobresalía de la iluminación vuelve a jalarme, ahora me dejo llevar tranquilamente, ya hice lo último que quería en este mundo, que era estar un segundo muy cerca de ti, ya logre lo que quería, me despido de este mundo, y le doy la bienvenida a aquella iluminación con los brazos abiertos, me pregunto  cómo será la vida en ese nuevo mundo, será igual que el de los mortales, o si todos tendremos alas para volar libremente por las nubes y por el cielo azul, ya estoy a un centímetro de la iluminación, miro hacia abajo, veo las pequeñas luces de los faroles, y los autos moverse como locos por las carreteras, sonrío y vuelvo a mirar hacia la luz, mi vista se vuelve pesada y mi ser se siente anestesiado, entro en un estado de éxtasis y siento como olvido todo, solo sonrío nuevamente y me dejo llevar lentamente hacia donde el viento me quiera llevar, así como las aves abren sus alas para que las guíen el viento, así mismo yo abro mis brazos, cierro los ojos y dejo que la iluminación se trague lo que fui, lo que soy, y lo que seré. Adiós.



~Tengo miedo~
Por: Xiing


En la distancia escucho los susurros, el crujir de las ramas entre los arboles; presiento una tragedia, tratando de convencerme que nunca estoy en lo correcto. Pero muy dentro de mí tengo miedo, porque sé que algo se avecina, algo tenebroso, algo infernal.

Hace un par de horas nada parecía importar; un trago más, un trago menos, entre chistes y risas, todo era felicidad. Una felicidad inventada donde nada era real.

Ahora estoy en este maldito bosque. No entiendo como llegue. Pero aquí estoy, caminando solo en este sendero, quizás faltan un par de horas para el amanecer, pero el bosque es tan denso que no logro ver el cielo. Tengo miedo.

Escucho las hojas en el suelo crujir, siento sus pasos, mi corazón se acelera, la adrenalina bombea por mis venas y decido correr. Corro como el viento que roza mis mejillas, corro como Hermes en el Olimpo, corro porque mi vida depende de ello; los pasos se hacen más fuerte tras de mí, cada vez más cerca, vuelvo y hago otro intento por correr más rápido, pero sea lo que sea que me ha estado siguiendo aun esta allá atrás a solo unos metros de distancia; intento pensar que hacer, pero el miedo me consume, y mi mente se bloquea: Moriré esta noche.

A la distancia visualizo algo que me podría ayudar. Una rama como extremo afilado lo suficientemente fuerte para realizar mi contraataque.
Unos pasos más y llego a mi salvación. Tomo la rama y me doy la vuelta para un último enfrentamiento.

Silencio.

Los pasos cesan, los sonidos se detienen, el viento deja de soplar, las ramas paran de crujir.

Silencio.

Mi mirada fija hacia el lugar de donde vine, dudoso por el cambio de acontecimientos. La oscuridad de la noche opaca mi visibilidad en este bosque. Tengo miedo.

De repente, sin invitación, un rayo explota a unos metros de distancia y caído de espaldas contra el suelo. Luego por el estruendo, todas las aves abandonan sus refugios y el aleteo de mil pájaros al unísono inundan el silencioso bosque en un ruido estremecedor.

Pero entre tantos aleteos distingo un peculiar sonido fuera de lugar, un diminuto gruñido y un ladrido.
Otro rayo cae un poco más lejos. Pero esta vez con su pequeño haz de luz, como un flash, logro ver una silueta, una figura canina de tres cabezas y unos dientes tan afilados como serruchos.

¡¿El mismísimo Cerbero ha venido por mí?! Sé que no he sido la mejor persona del mundo, pero enviar a los perros del infierno a reclamar mi alma ya es demasiado.

Tengo mucho miedo. No quiero morir aquí.

Sigo tirado en el suelo temblando y empiezo a llorar.

Se reanudan los pasos de la criatura y ruego por mi vida, retrocedo arrastrándome poco a poco. Sin previo aviso siento a la bestia frente a mis narices; temblando, asustado y moribundo, rebusco las pocas fuerzas que me quedan e intento levantarme mientras la bestia solo se limita a gruñirme sin quitar su vista de mí ni por un segundo.

Logro ponerme de pie y con un impulso absurdo me doy la vuelta y corro, pero solo logro dar unos pasos antes de tropezar y caer colina abajo. Siento como mi cuerpo rueda a tal velocidad que los golpes solo son por fracciones de segundos. Moriré.

Los golpes y moretones se prolongan por unos segundos más. Y entonces escucho un fuerte estruendo. Mi cuerpo se deja de mover. Intento abrir los ojos y buscar mis heridas, tanteo mis brazos con las manos y luego toco mi cabeza, siento un área espesa, llevo mis manos a donde pueda verlas y las encuentro manchadas de rojo escarlata.

Me estiro en el suelo y observo las ramas de los arboles allá arriba.

Otra vez, silencio.

Y lentamente cierro mis ojos.
~

Lentamente siento mis manos, mis pies, y abro mis ojos. Allá arriba el sol deslumbrante entre los árboles. Mi cuerpo pesado y adolorido, apenas logro sentarme, estoy todo manchado de rojo.
Miro a mí alrededor y rio. Al principio una sonrisa, luego rio a carcajadas. A mi lado, ahí dormido, un chihuahua con la lengua afuera y tembloroso como son toda su raza.

Nadie me creerá que esta noche tuve miedo, y que el guardián de las cinco puertas del infierno de mi casa me vino a buscar al parque. Y que unas copas de más me hicieron vivir la pesadilla de mi vida en carne propia.


Ya… No tengo miedo.
~El Viejo Palenque~
By: Xiing


En la oscuridad de la noche alguien acecha. El Fontanero Palenque espera con inquietud, con su llave suiza en mano y una sonrisa malévola observa a su próxima víctima.
En estas últimas noches la bahía se siente fantasmal, la neblina espesa, la luz de los faroles parpadeantes y las olas rompiendo en intervalos cortos. Cualquier persona normal temblaría de miedo o evitaría esta ruta. Pero Tom no. Tom es diferente, él no le teme a la oscuridad; y su trabajo de medio tiempo como seguridad lo hacen sentir más confiado. Equipado con una pistola paralizante, es todo lo que necesita para llegar a su destino.
A unos metros  observando con vigía y ondeando su llave suiza, alguien inspecciona a Tom con sed de sangre.

<<Esta noche alguien morirá>>.

Palenque se acerca sigilosamente a su víctima, sus zapatos dan pasos inaudibles ante el ruido de las olas. Un paso, dos. Su víctima parece no darse cuenta. Palenque aprieta el paso y levanta su llave a la altura de su cabeza y se detiene justo en la espalda de Tom. En ese instante, en ese preciso instante, el mundo se detiene, las olas dejan de romper y todo empieza a moverse en cámara lenta.

<< ¿Viejo Palenque, tienes miedo? >>

Palenque era un fontanero desempleado y divorciado, su esposa lo dejo por sus problemas psicológicos los cuales deserto porque su psiquiatra desapareció “misteriosamente”.
El encontró su pasión en los asesinatos desde aquel día en que tuvo una discusión con su jefe en la empresa de tuberías, quien termino descuartizado y en pedazos dentro de bolsas de basura que posteriormente Palenque se tomó la molestia de arrojar en el desagüe municipal. Esta primera muerte Despertó su sed de sangre, provocando sensaciones que jamás sintió, abriendo nuevos horizontes y una nueva profesión.
En sucesión siguieron su jardinero, un vecino adinerado y su mejor amigo por haberse acostado con su ex esposa.
Cada asesinato lo hacía desear más, moler a sus víctimas a golpes con su llave favorita lo llenaba de gozo. Pero esta noche no será así.

<< ¿Por qué estas asustado, Viejo Palenque? >>

Palenque con su llave levantada y sus ojos mirando directamente a los de su víctima; por lo general, en este momento sus víctimas mostrarían terror en sus rostros, pero esta vez era palenque quien estaba aterrorizado.
Este lo miraba fijamente con una sonrisa que mostraba toda la amplitud de sus labios y sus ojos muy abiertos como una gacela. Palenque seguía incrédulo por la velocidad en la que se volteó. Pero Tom no parpadeaba y en sus manos sostenía la pistola paralizante apuntando al viejo Palenque. En un instante la pistola se disparó y el viejo fontanero cayó al suelo sintiendo mil voltios atravesando sus venas.

Sus ojos aun incrédulos observaban con miedo a Tom quien su sonrisa ahora era una carcajada y lo último que escucho antes de perder la conciencia fue: “Esta no es tu noche, Viejo Palenque”.

La noche es hermosa, en especial en el risco al sur de la bahía. La neblina era menos densa ahí, y desde ahí se podía ver de cerca como las olas rompían en la orilla. Sentado en una banca que estaba al borde, estaba Tom con un cigarrillo en mano dándole los últimos sorbos a la colilla, y a su lado recostado estaba el viejo Palenque amarrado, amordazado e inconsciente. Tom avienta su cigarrillo al mar con la mente en blanco y con la sonrisa aun dibujada observa al cuerpo adyacente de viejo, esperando que despertara para empezar el show. Vuelve y ríe en un tono casi audible.

Minutos después Palenque empieza a recobrar la conciencia, abre los ojos e inmediatamente se percata que no puede moverse, ni hablar, solo puede ver. Ver esos gigantescos ojos frente a él, y la sonrisa diabólica de alguien que hace solo unas horas antes era la presa. Ahora el cazador se veía envuelto en un problema mayor, ahora él iba a ser cazado.

Tom no dejaba de mirarlo y reír: -Palenque, Palenque, no sabes lo que te espera. Esta noche es hermosa. Al menos para mí.

Se levantó y camino hacia su auto estacionado a solo unos metros. Sacó una mesa plegable y una bolsa grande. Las acerco a la banca y tendió la mesa, sobre ella puso un mantel. Se volvió hacia Palenque lo levanto con fuerzas inhumanas mientras éste se revolvía tratando de evitar lo inevitable y murmurando palabras inentendibles a través de la mordaza en su boca. Tom puso al viejo sobre la mesa. Ató sus manos en cada esquina, e hizo lo mismo con los pies, entre forcejeo con su víctima logro lo que quería.

-¿Sabes cuál es la gran diferencia entre tú y yo? Yo soy inteligente, mi locura no se compara a la tuya, los retos me atraen y mi amor a la sangre es tan espectral y tan hermosa. No hago esto por diversión, lo hago por pasión. La sangre es mi enamorada, y cada cuerpo desollado es tan hermoso como cualquier otro. No importa que sea una virgen, una rubia, un jugador de futbol, o un viejo fontanero sin vida. Esto es mi pasión, y cada una de mis presas son un santuario para la sangre que yo libero. – Decía Tom, en el momento que sacaba una podadora de la bolsa. Y se la mostraba al viejo. – Verás, esto que tengo aquí, ya te imaginaras para que la usaré. Soy tan bueno que antes de que vayas al cielo, o al infierno, la verdad me da igual, te cortare las uñas. Te verás como un maniquí antes de morir, perfecto.
Acerco la podadora hacia las manos de Palenque y este seguía forcejeando con las ataduras, pero estas estaban tan firmes que a pesar de poder mover los brazos sus manos estaban quietas, listas para el procedimiento. Tom tiro una carcajada al aire, observaba como Palenque lo miraba aterrorizado sin poder evitarlo. Mientras llevaba la podadora al dedo meñique del viejo, sin pensarlo dos veces la podadora se cerró hacia él. Y el dedo cayó al suelo. Palenque hizo un grito ahogado detrás de la mordaza y de sus ojos salían lágrimas y miedo. Tom seguía riendo, gritándole que solo había empezado. Luego fue hacia el anular, siguió con el dedo corazón y así hasta desprender todos sus dedos de la mano derecha. La sangre no deja de salir, y Tom tomo esa mano ensangrentada, se agacho hacia su mano y se la paso en el rostro lamiendo todos los espacios donde habían estado los dedos antes. – ¿Ves esto? Esto es hermoso, tu sangre ahora es mía, mira como brilla a la luz de la luna, este color rojo escarlata, más sabroso que el vino después de una larga noche. Esto es la belleza de la vida. Poder saborear la sangre. Junto a un compañero. Sé que tú también la has probado. La adrenalina de la primera muerte. La semilla del terror junto con el miedo sembrado en lo más profundo de tu ser. Pero dentro de ti, queriendo desear más, y más. Uno no es suficiente, ni dos, ni veinte, ni cien. No, nada es suficiente cuando encuentras el sentido de tu vida.

Palenque seguía llorando, aterrado y desconsolado. Sabía que este fue un error fatal. Pero no se explicaba que había salido mal. Todas esas noches de preparación, observando a su presa, estudiándola. Nunca demostró este monstruo que esta frente a él. Incrédulo por los acontecimientos. Ya no forcejeaba, solo se detenía a mirar con lágrimas y arrepentimiento. Quizás vivir desempleado y ver a sus hijos cada fin de mes no sonaba tan mal después de todo. Pero cada una de sus víctimas también se merecía tener una vida plena, pero fueron arrebatadas a golpes por sus manos, no tenía quejas. Que irónico puede llegar a ser la vida. Morir a manos de alguien más peligroso que tú, es la ley de la naturaleza, el más fuerte sobrevive. Este era su destino.

Tom se volvió a su bolsa y tomo la llave suiza de su cazador y se la mostró a palenque sonriendo. – ¿Sabes qué es esto? ¿Lo reconoces? Que irónico. Morir con tu propia herramienta.-

Levanto la llave y la dejo caer sobre las costillas del viejo, una, dos, tres veces. Unas cuantas costillas rotas después se detuvo. La mordaza estaba llena de sangre. Tom se sintió preocupado y se la quitó. Palenque con voz temblorosa rogaba por su vida, y musitaba algo como: -¿Qué clase de monstruo eres?

Tom volvió a reír: -¿Monstruo dices? Solo soy alguien justo como tú. Alguien quien busca redención. Solo soy alguien que quiere sentirse vivo.
Palenque intentaba con sus últimos esfuerzos forcejear. Tom tiro la llave al suelo, y se volteó hacia su bolsa en busca que una herramienta cortante para darle final al ritual. En ese momento el viejo tuvo suerte y en un último forcejeo logro liberarse de los brazos y rápidamente libero sus piernas, e intento correr. Tom se dio cuenta de esto y lo siguió, pero Tom no corrió, sabía que había miles de formas de dar con el fontanero, lo siguió riendo, lo veía jadeando intentando correr allá adelante, pero su cuerpo pesado y toda la sangre que había perdido, lo estaban halando contra la gravedad. – Palenque, Palenque, sabes que aun cuando corras, o te escondas yo te seguiré. Y si no mueres esta noche en mis manos, lo harás alguna otra noche. Porque yo soy la sombra que te sigue, soy la locura que te acompaña, y seré la oscuridad que te acecha. Caminaras todas las noches con miedo porque estaré en cada esquina. Morirás aquí, o morirás junto a tu familia. Pero desde esta noche, solo eres un fantasma más. – Diciendo esto, Tom se detuvo y lo dejo escapar.
~
Pasaron las noches y el viejo Palenque no olvido esas palabras.
<<Desde esta noche solo eres un fantasma más>>.

Cada vez que intentaba dormir soñaba con la sonrisa desquiciada de ese demonio vestido de seguridad. Evitaba salir por las noches o mirar por la ventana, porque cada segundo sentía que lo observaban. Era bastante incómodo y aterrador. Su brazo y su torso habían sido vendados por las heridas. Difícil fue lograr concebir sueño después de tantas pesadillas, pero logro convencerse de que cuando despertaría iría a visitar a su ex esposa y a sus hijos, y esto le dio un poco de ánimos y durmió.

La mañana siguiente Palenque ya estaba frente al porte de su antigua casa, camino a través del jardín, y llego a la puerta. Toco el timbre, pero nadie contesto. Probó el pestillo, y este cedió ante el viejo, la puerta lentamente se abrió y lo que vio fue algo inesperado. Las sábanas blancas regadas en el suelo, manchadas de rojo vino, y pequeños pedazos de cuerpos regados en toda la sala, otros colgando de las paredes como si fueran adornos, en la mesa de  estar, otros pedazos de carne humana ensangrentadas repartidas en dos platos, acompañados de vasos llenas de un líquido rojo. Sobre el sofá las cabezas de su ex esposa y sus dos hijos. Y más arriba en las paredes escrito con sangre.


“Oh Viejo Palenque, esta noche me divertí gracias a ti. ¿No te arrepientes de no haber muerto cuando pudiste?”

jueves, 21 de abril de 2016

Hoy Sera un Mejor Día
By. Xiing


Hoy será un mejor día. Hoy será mejor que ayer. Hoy la mirare a los ojos y diré lo que siento. Hoy solo quiero que me mire y entienda lo que siento. Hoy solo quiero soñar.
Despierto acurrucado en mi cama y mis almohadas, veo la luz entrar por mi ventana, pienso en todas las cosas increíbles que podría hacer y que realmente no 
haré; y me levanto, arreglo mis cosas, dejo de divagar y empiezo a conducir.


Solo soy yo, la música y el silencio, el camino se hace más y más largo a medida que ando sobre ellos, es como si las ruedas de mi auto flotaran sobre la carretera, y los otros autos se detuvieran a medio camino para que yo siga adelante. Los paisajes se vuelven confusos, ráfagas de imágenes pasan por mis ojos cuando miro por la ventana, pero delante de mí el camino se ensancha invitándome a un lugar conocido, pero misterioso que todos los días es igual, pero al mismo tiempo diferente.


El tiempo se acorta y lo que eran minutos ahora son horas, y justo entonces al fin llego a mi destino. Pero quizás no es el lugar el que me hace latir a mil por hora, siento un cosquilleo en mis venas con solo pensarlo, pero aun no salgo del auto, miro por la ventana buscando algo, indeciso si bajar y abrazar el calor que hace afuera o seguir en el 
frío de mi asiento; sigo sin encontrar lo que buscaba, empiezo a impacientarme, pensando que quizás no llegara. Pero en ese instante cuando ya las esperanzas estaban por el suelo, cuando ella invade la anchura de mi ventana con su rostro y su saludo inocente pero adorable que hacen que se erice mi piel, y sigo sin entender porque me sorprende, pero allí estoy yo, como un estúpido viéndola del otro lado de la ventana, helado sin salir a saludarla y ella haciendo muecas para que salga junto a ella.


Minutos después caminamos, a unos centímetros de distancia, y a millones de metros sobre el cielo, uno al lado del otro, hablando temas sin sentido más veces de las que me gustaría contar, y pienso que aunque ella no lo note, solo deseo acortar esa distancia, tomarla de las manos, abrazarla y quizás solo 
besarle, tan fuerte, pero tan lento, que el tiempo se congele y nuestros labios permanezcan unidos para siempre. Pero todo es parte de mi imaginación.


Me empuja y me mira con cara de complicidad, en ese segundo que nuestras miradas se cruzan veo algo entre sus ojos, algo que quizás no veía antes, pero todo se desvanece en una milésima de segundos cuando ella se da la vuelta y sigue caminando por delante de mí. Quizás no era nada, ya debo dejar de pensar en ella como tal, quizás nunca pasara, quizás solo siga soñando y esto no sea real.


La tarde se acaba y pasamos los últimos minutos sentados en una banca, miro al cielo y me pregunto qué pasa en su cabeza, el silencio me está matando y así de espontanea como una lluvia en pleno abril me voltee a mirarla, y ella hizo lo mismo, y en ese preciso instante nuestros labios se tocaron, la sensación fue mágica, esperada pero al mismo tiempo inesperada; si mi piel se eriza con solo verla, en ese momento mi corazón saltaba a mil. Nuestras manos se tocan y nuestros labios siguieron su camino. Solo quiero permanecer ahí, unos minutos, o incluso años.


La ilusión se desvanece y el tiempo vuelve a correr, siento como cada fibra de nuestros labios se separan y nuestros ojos vuelven a abrirse, parpadeo y la miro a los ojos esperando una señal de lo que sucedió, pero me encuentro con unos ojos brillantes como el cielo y una sonrisa diciéndome lentamente lo mucho que esperaba ese momento. Tomo sus manos y le explico cómo me hace sentir por las mañanas, y como invierto cada segundo de mi día pensando en ella, las posibilidades, los lugares a cuales quisiera llevarla, como imagino las caminatas por el parque junto a ella; y como recuerdo como si de un slideshow se tratara, todas las veces en que la he visto sonreír, y como esa sencilla sonrisa ilumina mis días. Luego con delicadeza paso mi mano derecha por su mejilla y coloco sus cabellos por detrás de la oreja, me acerco lentamente a ella y le pregunto suavemente si quiere ser mi novia.


Soy feliz, hoy fue un mejor día, uno mejor que ayer. La mire a los ojos y le dije lo que siento, ella miro a los míos y entendió lo que siento.


Hoy soy feliz, porque todo fue un sueño lejano que se hizo realidad, porque entendí que las flores no crecen en un día, y que la esperanza no se acaba aunque la pierdas. Hoy soy feliz, porque soñé y viví, porque corrí y aprendí, porque las mañanas son brillantes y las noches oscuras. Hoy soy feliz, porque con un solo Sí, yo soy feliz.